domingo, 6 de agosto de 2017

Rebeldía



«Se precisaron todas esas cosas
para que nuestras manos se encontraran»
Jorge Luis Borges

Rebeldía
A Sabrina, siempre
Contra el hambre matutina,
y la falta de dinero,
contra toda la rutina
y los fieros espejismos
del terrible subempleo,
contra las edades,
la introversión,
la dirección del viento
y la sobra de tristeza
y la fe y el miedo,
contra los accidentes viales,
los semáforos en rojo,
la plusvalía literaria,
las ausencias repentinas
y los instintos rotos,
contra tus destinos,
tus pasados de noviembre,
mis bajísimos instintos
de querer a quien no viene,
contra tu tardanza
y mi absurda paciencia,
contra los relojes
y la timidez
y la vasta inexperiencia,
contra mis preguntas
y tu sentido de humor
y de alegría,
             contra todos los pronósticos
                    y el caos del mundo
                         la casualidad de conocerte
                                 fue un acto de rebeldía.



martes, 21 de marzo de 2017

Animales

Llegas, y eres como el agua,
y no sólo paseas en tierra seca
sino que también eres ausencia;
te evaporas y eres rumor
como una historia de conquista y guerras,
crónicas de abasto y sed,
vacío al que no puedo
dejar de caer,
precipicio fuera de ti,
luz que se bifurca entre llanuras,
y eres humo junto a los fantasmas
de todas esas noches
impronunciables
 
y yo,
animal que mueve las orejas
y ladra cuando tiene frío,
cuando tiene miedo,
te aparto un rincón
en todo aquello
que nunca he logrado comprender,
en lo incierto de la rabia
y la ternura del sentimiento,
te doy mi cuerpo
sin saber muy bien por qué,
 
pero llegas, y eres agua,
y yo, desnudo
como tierra seca
expuesto
como el bosque que se incendia,
frágil,
como el sentido de la vida
cuando se le olfatea
yo
te necesito,
te escojo,
me bato en retirada
y te escojo
entre tantas otras alegrías
que nunca pude comprender,
queriéndote
porque el alma
simplemente
no me da para más.

martes, 7 de marzo de 2017

Hay amores


«Hay amores que no se olvidan
ni a los noventa y tres años»
Chavela Vargas

Otra vez lunes en la mañana,
el cuarto abre sus muros
de concreto y la necesidad
se aferra a amanecer.

Y en el hábito de la mañana,
el silencio de una colonia
en pleno movimiento.

Todo se parece a las mañanas
donde tú también amanecías;
te aferrabas sobre mí como la necesidad.

La fotografía sigue intacta,
sellada por un punto sin retorno.

Algo de mí se acabó
cuando te fuiste. 
Se acabó como el tiempo
donde uno encuentra el amor
con esa torpe inocencia
que da la juventud /
te aprendí
a intuir
con cada uno de los sentidos
que la juventud
me ha regalado,
fuertes, limpios, sellados
y listos para el hábito/
el sonido de tu cuerpo
cuando te rompías,
el olor de tus manos
al descamar naranjas,
el sabor de la eterna juventud
al verte desnuda y en lo oscuro.

Hemos llegado hasta aquí,
mano a mano, y qué mal momento
para verte a lo lejos
como ése punto sin retorno
del que nunca hablamos,
porque la vida es eterna
y ambos procuramos 
caminar despacio.

Pasarán tanto días
y aún más noches
para convencerme
de ésta situación;
el amor es bravo
cuando uno es joven,
ahí se instala,
quema sus naves
y se retuerce hasta
encontrar eternidad
y abismo,
olvidando que los sentidos
se fracturan con el tiempo.

Tengo los ojos quemados
de extrañarte,
y uno es el cuerpo
que carga consigo a todas partes
aún quemado, mórbido,
seco, escamado, tembloroso,
fuera de lugar
y desproporcionado,
uno es el cuerpo
que carga consigo a todos lados.
Tengo los ojos quemados
de extrañarte.

No hay que olvidar, empero,
que los huesos se alimentan
de carácter y experiencia.

Y hasta aquí dejo las cartas
que nunca te podré leer
con la voz bien alta,
para barrer conmigo,
limpiarme esta esperanza

y crecer,

pasar a lado de la gente,
seguir adelante
-como se dice cabalmente.

Ya no te espero,
me repito en silencio,
frente al amanecer,
bien despierto,
y entonces 
te empiezo a disimular
con los brazos abiertos
y la ecuanimidad
de nuestros abuelos.

lunes, 30 de enero de 2017

El sol de los carnívoros

 "El tigre real, el amo, el solo, el sol
de los carnívoros, espera,
está herido y hambriento,
tiene sed de carne,
hambre de agua".
Eduardo Lizalde
Dame el hambre  
de los que en dios
siembran la fe,
la herida de la madre
expuesta como un árbol
que atraviesa el incendio;
ése sol de los carnívoros,
la muerte del animal
que en las calles 
espanta a la suerte
con el hambre
y su infranqueable
soledad,

baja sobre mí
esa espesa luz de la mañana
como baja 
de los sexos
el pecado
a besar el triste aroma
del infierno,

y en un dulce sol de invierno
hervirá mi sangre
como el brillo de la muerte
en los ojos del niño interior,
o como células apareándose,
formando redes
más finas que las de
la araña.

Dame,
             vida mía,

manos
para sentir la muerte,
ojos
para soñar despierto,
rabia
para ganar la fuga,

miedo
para saber que crezco,

fuerza
para soltarme en ti,
                      devolverme a la agresión
                        de vivir en serio;
y mirarte de frente,

dame,
            vida mía
la fuerza, la vitalidad
 y brillo fértil
del tigre perdido
entre su instinto;

ese sol
de los carnívoros.

domingo, 1 de enero de 2017

El hombre como la palma de su mano


Un hombre
con cuchillo en mano
puede, ciertamente,
cortar el pan
y repartirlo /
o cortarse
el cuello
y repartirlo,

¿qué es
lo que
realmente
duele?

Con cuchillo
en mano
ése hombre
puede
hacer el amor
con su mujer
-si la tuviera
o comprarse
un auto usado / o andar en bicicleta
y quemar su piel
contra todo el deterioro.
siempre y cuando guarde precaución
entre las calles
a fin de no matar
esas promesas
que vuelan
en el aire
cuando,
de las universidades,
salen
como ratoncitos
de madrigueras,
los estudiantes,
y se prometen
amor eterno,
amor de tarde, pero

también con el mismo filo
aquél hombre
puede
desprenderse
de sí mismo,
hacer las pases
con la suerte,
lanzar el rostro
hacia el abismo
y lavarse
toda muerte
que le cierre
el paso
para quererse
como es debido.

Un hombre
con cuchillo en mano
puede, sin embargo,
soltar aquél
milagroso artefacto,
aquél revés ensimismado,
a fin de ver caer
su sonrisa de animal herido

y así
lleno de manos,
vacío de filo,
él
abismo y muerte,
él
como un río
puede irse por la vida
buscando
qué dejar caer
de entre sus manos /
vacías de filo /
ofrecer las manos
sólo para soltar
y ser abismo,
o preguntarse
qué hacer
con un cuchillo/
escarabajo/o piedra/u otra mano/
metida entre su mano
como ratoncitos
escondidos
en su madriguera

¿qué es
lo que
realmente
duele?

¿El cuchillo
en su mano? / ¿o la invitación? /
el escarabajo? / ¿o los sueños? /
la piedra? / ¿o el camino? /
la otra mano? / ¿o la soledad? /

Y a fin de soltar
todas esas conjeturas
a las que
no podrá llegar,
el hombre
con cuchillo en mano
tiene, empero,
el corazón
en el escarabajo/
en la piedra /
en otra mano,/
e ignora
que las cosas
que corazón mano
sostienen
rara vez coinciden,
que es un cuchillo
lo que ahora tiene
a escasos centímetros
de su propio cuello.

jueves, 29 de diciembre de 2016

Fotografías

Soy ese sujeto
que te sorprende por la espalda
y te hace entrecerrar los ojos,
dejando escapar una última
sonrisa antes de 
convocarme con un beso,
soy esas praderas de fondo,
la luz que a lo lejos
nos alumbra los ojos
para lavarnos el amor,
ponerlo frente a un instante
como una ventana 
por donde dejas que el aire
te acaricie la tristeza 
sobre el rostro

pertenezco a cada uno de los instantes
que guardamos juntos,
enmarcados en un momento inerte,
en una felicidad que ahora tirita
como agonizando.

La realidad también se seca
como un animal muerto
al que nadie le cierra
los ojos.

No soy más
que todas esas fotos
que ahora tiras
a la basura.

viernes, 25 de noviembre de 2016

Momentos inoportunos (fragmento)


Ahora los recuerdos son formas inconexas
que caen sobre mi cuerpo,
porque las cosas tienen nombre,
y un lenguaje entero en cada nombre;
y llamar a las cosas por su nombre es comunicar,
seguir fluyendo en un lenguaje inolvidable,
lleno de ti, que ahora eres mar absorto,
y te llenas de cosas innombrables,
y fluyes con todo eso
que ya no comunica,
pero sigues en mí como un lenguaje
de formas inconexas,
y quizá es por eso que tu nombre siempre se me escapa de la boca
en los momentos más inoportunos.
Como ahora, que miro como pasa
esa estrella fugaz.